Pregunten a Merkel

No se molesten en ver o escuchar debate alguno. No tengan pena, señoras y señores de Equo, porque la Junta Electoral decide que su presencia en dos listas electorales no significa que se presenten a las elecciones. Alejen de sí la tristeza quienes ven derrumbarse un estado del bienestar que en España debe escribirse así, con minúsculas, porque nunca llegó a ganarse las capitales. Nada de todo esto tiene importancia. Sobre ninguna de esas cosas, ni de otras similares, se construirá ni se destruirá nada.

Si piensan votar el 20-N, no les digo que no lo hagan, porque cada cual tiene derecho a depositar en los pequeños actos rituales toda la fe que quiera. Pero no vayan a creer que están decidiendo nada. Ni en un sentido ni en otro.

Si de verdad quieren saber lo que será de este país, pregunten a Merkel. Ella les dirá si pueden o no aspirar a esto o a aquello, si deben asumir la pobreza y el paro o si pueden aspirar a hacerse con un trabajo de mierda por un sueldo de mierda en un país de mierda. Les dirá si pueden convocar referendum o si deben dejarse de gilipolleces democráticas en un momento tan delicado como  éste, en que está en juego nada menos que el mercado.

En voz alta los conservadores, o en un susurro los progresistas, ambos les dirán a ustedes, si piden demasiado, que no puede ser, que antes hay que consultar las cosas, que vivimos en una Europa que es el mejor de los mundos, aunque ya no sea casi ni un mundo. Que hay que defender lo público por medio de su desmantelamiento radical. Si se resisten a tan impecables razonamientos, les dirán tranquilamente, pero con firmeza, que se dejen de utopías, que es lo que hay, que las cifras no engañan (cuando son, ¡ay! las mayores mentirosas) y que la economía no tiene color político...

Y cuanto más se resistan ustedes, menos diferencias habrá en su tono de voz.

Y por último, si insisten demasiado, acabarán diciéndoles la verdad, la auténtica y dura verdad: vale, no se muevan de aquí que vamos a preguntar lo que se puede hacer

- ¿A quién?
- A quién va a ser. A Merkel...

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