Desalmados

Hay personas con las que uno no está de acuerdo en política. Se discute con ellas, se intercambian opiniones, no se llega a una postura común y ya está. Se puede tomar cañas después con ellas, incluso. La política en su casa y Dios, en la de todos, que decía mi madre.

Hay otras personas con las que no se está de acuerdo y ese hecho configura una barrera entre ambos que notoriamente impide esa simbólica cañita juntos de la que antes hablaba. Aquí, tanto la política como Dios -por continuar con el refranero materno- se recluyen en sus respectivas casas.

Hay, por último, personas con las que no sólo no estás de acuerdo ni te tomas cañas, sino que notas que son desalmados, ruines, con mala follá, que dicen por algunas tierras. Malas personas, en definitiva.

Juan José Güemes y Esperanza Aguirre son de estos últimos, al igual que Lamela y algunos otros miembros de ese estúpido equipo de destrozar comunidades autónomas que la Momia ha reunido en esta última temporada.

Los dos concejales ripenses que se han encerrado en locales de la Comunidad Autónoma para exigir por ese medio de presión lo que no han conseguido mediante la reiterada y educada exposición de la imperiosa necesidad de un tercer centro de Salud en Rivas, esos dos concejales (Guillermo Magadán, Primer Teniente de Alcalde, y Adolfo García, concejal de Salud, ambos del PSOE) han tenido que encontrarse con esos desalmados, esa banda de individuos política y humanamente impresentables, quienes les han negado una simple comida, algo de beber... lo que se ofrece a cualquiera aunque se crea que te está perjudicando políticamente. Porque una cosa es el perjuicio político que alguien te pueda inferir, y otra muy distinta la consideración que hacia otro ser humano debe mantenerse y expresarse.

Pero Esperanza Aguirre y Juan José Güemes no sienten respeto alguno por las personas. Ni por estos dos concejales, ni por la gente de izquierda en general, ni por los votantes del PP de Rivas, a quienes también mantiene en la más extremada penuria de medios, con dos centros de salud para una población de 68.000 habitantes. Quién sabe por qué.

Son de esa gente con la que uno no querría jamás tomarse cañas. Y, más aún, es de esa gente que se ha labrado paso a paso la posibilidad de que en la primera oportunidad les apedreen el coche oficial, les ahuyenten a los guardaespaldas y les restrieguen el hocico contra el puto barro de la más apestosa obra abandonada del entorno.

Dicho sea sin ánimo violento alguno.

Comentarios

Naveganterojo ha dicho que…
Hacia dias que no te visitaba, (el tiempo a veces es nuestro peor enemigo).
No me escandalizo para nada con lo que leo de esa gentuza que gobierna la comunidad madrileña como si de su cortijo se tratara, despues de leer todo lo que estan haciendo y diciendo,dia a dia, semana a semana, me surge una pregunta,los madrileños, que tan orgullosos estan de su pasado, que creron la frase que aun hoy es inmortal,el"no pasaran", ¿pueden dormir tranquilos sabiendo que su comunidad es la mas fascista de este pais?.
Un saludo
alfombril ha dicho que…
Yo no deseo mal a nadie. Solo me gustaría saber que harían Espe-Rancia y Lamemela si les saliera un grano picante en sálvese la parte y no se les concediera ningún calmante o alivio, igual que ellos dejaron sin cuidados paliativos a tantos enfermos terminales para difamar gravemente a médicos honrados con vistas a beneficiar a gánsteres de la sanidad privada.

No estoy proponiendo ningún hechizo de magia negra, solo me pica la curiosidad, que no el grano.