El infierno existe, ya lo creo

Estoy confuso. Desde que tengo uso de razón hasta hace unos años, el infierno había formado parte de mi universo imaginario con todos sus atributos clásicos: fuego, dolor, carnes desgarradas y todo eso. Millones de niños en todo el mundo, estoy seguro, han sufrido las mismas visiones a lo largo de los siglos.

Pero hace relativamente poco escuché, defraudado, que el infierno no existía tal y como nos lo habían retratado. Había que tomar las referencias que los libros sagrados de la Iglesia católica mostraban siempre, como una simple metáfora, sin que se quisiera decir que el infierno era un lugar físico con su fuego y todo. Sí, sí, recuerdo muy bien que lo que se negaba era el carácter real del infierno.

Y antes de ayer va Ratzinger y dice a unos señores que se hallaban en un templo católico de Roma que "el infierno existe y es eterno". Ahí es nada. ¡Y una mierda, una metáfora! La agencia EFE, que da la noticia, no cuenta cuál fue la reacción de los fieles allí congregados al escuchar tamaña enormidad. Puede que fuera de pánico, puede que de escepticismo, puede que de inflamada pasión mística...

El consuelo les llegó a estas personas por la mano amable del Papa, siempre atento a ejercer al mismo tiempo de policía malo y de bueno. Así, les indicó que, para tranquilidad de muchos, el infierno sólo debe ser temido por quienes "cierran su corazón al amor de Dios". Es de suponer que los fieles no hacen tal cosa, por lo que no deben temer al infierno.

Yo, en cambio, sí. Pero no lo temo. Y no lo hago por la misma razón por la que no abro mi corazón a dios alguno, ni siquiera me preocupa si existe o no un dios o cincuenta. Me resulta indiferente. Porque en lo que sí creo es en el ser humano, en la enorme capacidad de maldad y de bondad de ese animal que tanto cae en la más sórdida podredumbre, como es capaz de elevarse sobre esos dioses que le quieren atemorizar. Que juega a ser él mismo un dios para los demás y sin embargo no alcanza a ser un niño en la intimidad de su casa. Y estoy convencido de que si el ser humano se salva de su propia destrucción, será por su propia mano y no por la invisible voluntad de un ser tan sólo imaginado.

Es sabido que el infierno existe, no era necesario que Ratzinger nos lo recordara. Ha venido existiendo desde el principio de los siglos, y ha tenido formas distintas y se ha radicado en diferentes sedes. Sus locales han tenido un cartel de la Escuela de Mecánica de la Armada en Argentina en los años setenta, y una esvástica en Alemania en los cuarenta. Tuvo color rojo mezclado con la arena de la plaza de toros de Badajoz en los treinta, y color a desaparición y a genocidio blanco en Siberia en la misma época. Torquemada lo dibujó con pelos y señales en la España del siglo XVI y los aztecas lo mostraban generosamente a sus prisioneros de guerra poco antes. Ahora mismo, bajo el sol tropical de Guantánamo, se cuecen en su infierno de aluminio, barras y estrellas, varios cientos de secuestrados de varias partes del mundo.

Lo que Ratzinger pretende es volver a inculcar el miedo en los corazones, porque últimamente -lo dice explícitamente en su discurso- la gente lo había perdido, y eso no conviene. Quiere echar sobre las cabezas de todos un nuevo manto de oscuridad, para que no veamos en ella la realidad y sí los monstruos que Goya decía de la Razón. Pero en la oscuridad no hay monstruos. Como le digo siempre a mi hijo, en la oscuridad hay lo mismo que vemos a plena luz.

Comentarios

RGAlmazán ha dicho que…
¿Quién lo iba a decir, D.Antonio?
Ratzinger está haciendo progresista a Wojtila.
De acuerdo con Ud., el infierno existe, en estos momentos, por ejemplo, en Iraq o en Somalia. Y mucho más cerca (aunque más leve): En la gaviota azul que ondea por todo el Estado o en las manifestaciones del odio y de los insultos en contra de la paz.
Lo del fuego eterno no se lo creen ni ellos, si no algunos obispos no se comportarían como lo hacen.

Salud y República
Maripuchi ha dicho que…
Nunca terminan de sorprenderme. Estos muchachos son incorregibles!!

El infierno existe y YO SIN DEPILAR!!!!
Daniel Isaac ha dicho que…
Pues a mi me parece una frase terriblemente poética.
Y ahí lo dejo.
Pero me parece de una calidad excelente...
"el infierno existe y es eterno..."

Los telepredicadores a veces tienen una capadidad oratoria asombrosa!
Anónimo ha dicho que…
El infierno ese debe de estar lleno de curas a poco que hagan examen de conciencia. Que pocos son los que cumplen sus diez mandamientos.

Saludos
Anónimo ha dicho que…
El miedo es su salario. Menos mal que somos ateos, gracias a Dios (como decia Buñuel)

Saludos
animalpolítico ha dicho que…
¡Vaya! Y yo que acabo de decir en mi blog que no creo en el infierno, ¿iré al infierno por decirlo? ¿o por no creer?
Blanca ha dicho que…
A ver si se ponen de acuerdo de una vez. El polaco nos convenció de que no existía y ahora viene el nazi y nos dice que sí...
Antes del polaco yo quería ir a las calderas de Pedrobotero porque siempre imaginé que allí estaría en muy buena compañía, con todos los pecadores rodeándome y conversando de nuestros vicios (e incluso practicándolos).
Luego, cuando me dijeron que no existía me llevé un disgusto... se acabó pensar en el cachondeo eterno... vayapordios.
Y ahora, vuelta a lo mismo de siempre, pero este infierno que me propone MaríaSotana no me atrae tanto como el tradicional, no sé, no me fío de este tío y casi prefiero ir al cielo, que como ya debéis saber será el único sitio en el que descanse de escuchar a Acebes y compañía.